SINTIENDO EL MIEDO
Fuente: Revista “Speaking Out” de la Asociación Britànica de
la Tartamudez, de su número de primavera de 2008. Traductor: Juan
Miguel Lorente González, miembro de la Fundación Española de la
Tartamudez.
La conferencia de John Harrison el octubre pasado en la Asociación
Britànica de la Tartamudez incluyó un vivo debate sobre el miedo y
la tartamudez. Esta es una versión resumida de algunos de sus
comentarios. Como instructor de habla en público, he descubierto que
la mayoría de las personas, fluidas o no, se asustan y tienen
ansiedad ante el hecho de tener que hablar en público. Esto lo
confirma un simple vistazo a la lista de miedos de las personas. De
hecho, el tener que hablar en público está en el puesto número uno
de la lista de miedos, incluso por delante del miedo a la muerte. El
miedo a hablar en público puede ser abrumador. Sin embargo, en mis
talleres, si yo puedo convencer a la persona que va a hablar de
dejarse llevar por el miedo y no resistirse, y que esta persona tenga
presente esta posibilidad de elección en ese momento, entonces el
miedo se reduce y puede, incluso, que desaparezca. Si tú eliges
hacer lo que te da miedo, tú controlas la situación. Tienes el
poder porque estás haciendo lo que quieres, en vez de actuar como
víctima de las expectativas de los demás.
La primera vez que vi este principio en acción fue cuando
organicé un encuentro en la Asociación Nacional de la Tartamudez en
Estados Unidos. Esa noche en concreto, una de nuestros miembros tenía
una dificultad considerable para hablar, con bloqueos y forcejeos. A
mitad de su discurso la interrumpí. Le dije: “¿Qué sientes?”.
“Me siento avergonzada”, contestó. “Me siento asustada,
bloqueada y frustrada”, añadió. “!Bien!”, dije, “por lo
menos sabes lo que estás sintiendo. ¿Puedes hacer una elección
consciente para tener realmente esos sentimientos?”. Ella me miró
extrañada, asintió con la cabeza, y empezó a hablar de nuevo.
Interesantemente, al instante habló con menos dificultad. Una vez
más la detuve. “Muy bien. Ahora, ¿puedes doblar el miedo? ¿Puedes
realmente elegir estar el doble de avergonzada y atemorizada?”.
Ella me miró como si yo hubiera perdido los papeles, aunque me dijo
que lo intentaría, y cuando empezó a hablar de nuevo, algo mágico
sucedió: ella paró de luchar consigo misma. Ella sólo habló, y,
sin esperárselo, hablaba sin bloquearse. Esto no pasa tan
dramáticamente con todo el mundo, pero indica el camino.
El miedo tiene un propósito. La emoción se genera en el cerebro
primitivo, y está ahí para asegurarse que tú haces lo necesario
para sobrevivir físicamente. Aunque los centros de aprendizaje de tu
cortex cerebral están muy desarrollados, el cerebro primitivo ha
permanecido más o menos igual en los últimos 200 a 300 millones de
años. En consecuencia, no ha aprendido nunca a distinguir entre
amenazas físicas y amenazas sociales. Cada amenaza es vista en
términos de vida o muerte, y se convierte en un gatillo dispuesto a
ser apretado para que la respuesta “luchar o huir” salga
disparada. Esto es verdad tanto si estás hablando con tu jefe como
si haces algo tan sencillo como pedir una taza de té. La única
manera de cambiar esa respuesta tan dràstica es enseñar a tu
cerebro primitivo que cuando tú pides una taza de té no necesitas
poner en marcha las mismas defensas que harían falta para hacer
frente a un delincuente.
¿Cómo hacer eso? Además del trabajo que puedas estar haciendo
en una terapia del habla o en una terapia cognitiva, ayuda mucho el
encontrar un lugar seguro donde puedas experimentar cualquier miedo
asociado con la libre expresión y aprender que esos miedos no te
matarán. Tener experiencias reales de riesgo y seguridad por medio
de la participación activa en Toastmasters, asociaciones de oradores
u organizaciones similares, pueden llevarte a convertir el hablar en
público –sea a una o a cien personas- en una actividad divertida.
Recuerda, divertirse es el mejor antídoto contra el miedo escénico.
Y el camino hacia la diversión comienza siendo honesto con lo que
sientes y dándote la libertad de ser tú mismo.
John también habló largamente sobre el impacto de dejarte
motivar por tus intenciones en vez de por tus expectativas. Puedes
leer sobre esto en su artículo “How your expectations can sink
your ship” (Cómo tus expectativas pueden hundir tu barco), en la
siguiente dirección:
www.mnsu.edu/comdis/isad9/papers/harrison9.html
Comentario del traductor
Los miedos sociales y las fobias verbales son como una tela de
araña: parecen amenazantes porque sabes que hay una araña escondida
vigilando, pero, en realidad, se puede romper fácilmente con la
mano.