Nosotros, los seres humanos, somos expertos en crear límites que nos separan los unos de los otros: la propiedad, la frontera, la nación, la raza, la moneda, el carnet de identidad, el nie, el pasaporte, la ideología política o religiosa, el club de futbol, el lugar de procedencia, los recortes, la constitución, las guerras, el orgullo, la soberbia, el complejo de inferioridad o las creencias de cada uno del tipo:
- Yo soy mejor que ese,
- No valgo para los idiomas,
- No soy capaz de hacer realidad mi sueño,
- No puedo,
- La vida es dura, tienes que luchar,
- Mi religión es la verdad,
- Mi ideología es la verdad,
- Pertenezco al grupo de los buenos, y los que no piensen como yo, pertenecen al grupo de los malos,
- Tengo miedo,
- No es conveniente mostrar los sentimientos.
Si hilamos más fino, nos daremos cuenta que no sólo nos ponemos límites entre nuestras relaciones interpersonales, sino que fundamentalmente nos ponemos límites a nosotros mismos, límites que nos separan de lo que somos y de lo que soñamos. Por ejemplo, yo, durante muchos años de mi vida, me sentí limitado por mi problema de tartamudez, hasta el punto de evitar situaciones donde tenía que hablar, hasta el punto de callar cuando realmente quería hablar. Hasta que un día decidí traspasar mi límite y comenzar a dar conferencias, clases y hablar en radio (a Radio Arenys le estoy profundamente agradecido).
La
cuestión de fondo es si nos empoderamos o no. Si continuamos como
hasta ahora, perdiendo el tiempo sintiéndonos víctimas o
auto-limitados, nunca conseguiremos aflorar nuestro poder natural
para hacer realidad nuestros anhelos.
El
ser humano, tan acostumbrado a hacerse la vida un lío, tiene el
poder secreto de deshacerse de las creencias que lo limitan. Muchas
de nuestras creencias, razones, opiniones, percepciones, son mentira.
Los límites auto-impuestos o los que nos vienen impuestos por
mandatos parentales o culturales, son el freno de la verdadera
evolución humana. Es importante darse cuenta de esto, ahora,
actualmente, cuando el mundo está estancado por desgracias, guerras,
crisis y sufrimiento.
Acabo
con dos frases muy conocidas en coaching. La primera es de Henry
Ford, el primer gran constructor de automóviles: “Si crees que lo
puedes hacer, tienes razón. Si crees que no lo puedes hacer, TAMBIÉN
tienes razón”.
La
segunda frase es de Gandhi: “Sé el cambio que quieres ver en el
mundo”.
Espero
que estas palabras sean como una fuente de agua clara para vosotros,
quienes amablemente me leéis. Os invito a cambiar vuestro lenguaje
para ir más allá de vuestros límites y ser un poco más libres y
poderosos.