miércoles, 30 de abril de 2014

LAS TRIBUS QUE NO CONOCÍAN LA TARTAMUDEZ


INTRODUCCIÓN A LA NEURO-SEMÁNTICA DE LA TARTAMUDEZ (parte 5)



Otro dato revelador aportado por Wendell Johnson fue que entre algunas tribus indias de Norte-América no había casos de tartamudez, incluso no tenían palabra para denominarla. Pero sí había casos de tartamudez en otras tribus. Esto me llevó a buscar el estudio sobre este tema, y lo encontré. Es el estudio titulado “The problem of stuttering in certain North American Indian societies” (El problema de la tartamudez en ciertas sociedades indias norteamericanas), de Joseph Stewart, asistente de Wendell Johnson en la Universidad de Iowa (Este estudio se puede descargar de internet en pdf).


En este mismo texto también cita otros estudios de campo en otros lugares del planeta, y se descubrió que algunas tribus de Nueva Guinea, Nigeria o India tampoco conocían la tartamudez ni habían casos. Por aquí hay mucho que reflexionar acerca de la naturaleza de la tartamudez.

La pregunta es: ¿hay algo en nuestra cultura que favorezca la aparición de la tartamudez? No sería extraño, porque la nuestra es la sociedad del miedo, tal como refleja Eduardo Galeano en su poema “Miedo global” ( http://yorecomiendo.wordpress.com/2006/11/08/el-miedo-global-de-eduardo-galeanola-gran-orquesta-republicana/).


Y también la nuestra es la sociedad del juicio negativo. Y no me refiero solamente a la cultura occidental del “hombre blanco”. El hecho que el 1 por ciento de la población mundial tartamudee me hace pensar que debe haber algo cultural a escala planetaria, algo de lo que sin embargo carecían esas tribus de Norte-América, Nueva Guinea, Nigeria o India, algo que favorece que haya personas que un día comiencen a sentir miedo a hablar, a sentirse juzgados negativamente por su interlocutor y acaben por tartamudear sin saber qué hacer para evitarlo.


¿Será esa persistencia en juzgar al otro, a uno mismo, a lo que sucede, como bueno, malo, correcto, incorrecto, adecuado, inadecuado, tonto, listo, útil, inútil, etc.?


¿Será a lo que se refirió el gran psicólogo Carl Jung cuando después de visitar la reserva de los indios Pueblo en Nuevo México cambió totalmente su visión del ser humano? El jefe indio calificó al “hombre blanco” como loco porque “piensa con la cabeza”. Jung se sorprendió y le preguntó cómo pensaban los indios Pueblo. La respuesta fue: “pensamos con el corazón”. Pensar con el corazón (amor, compasión y respeto profundo) versus pensar con la cabeza (tener la razón, montarnos películas y juzgar negativamente).


Reflexión ante lo escrito: ¿cómo es que nadie en ninguna familia o ninguna guardería, al observar a un bebé de uno o dos años que está aprendiendo a caminar, que se cae y se levanta, se vuelve a caer y se levanta, y así muchas veces, nunca se le ocurre decir al bebé: “eh, niño, que no caminas bien, concéntrate, piensa bien antes de dar un paso para que no te caigas, pareces tonto…”? A nadie, creo yo, se le ocurriría decirle a un bebé estas barbaridades. Pero en el caso del lenguaje, la cosa cambia. Ante las primeras imperfecciones del habla temprana infantil (repeticiones de sílabas, bloqueos, etc.), una pequeñísima parte (insisto, pequeñísima parte) de padres, madres, familiares, médicos o maestros se ponen en guardia, ansiosos, se asustan y empiezan a criticar o juzgar: “el niño habla mal” o “el niño ha salido tartamudo”. Esta ansiedad y este juicio se transmite al niño como un rayo. El niño empieza a tener miedo a hablar. En estos casos la tartamudez aparece para quedarse.


En otros casos: todavía es un misterio los niños que han desarrollado tartamudez habiendo nacido y sido educados en un ambiente afectuoso y feliz.


Por otro lado, Bert Hellinger relató un caso de superación de la tartamudez en una sola sesión de sus constelaciones familiares, por aquí creo yo que también se puede trabajar la tartamudez (http://www.mantra.com.ar/Entrevistas/hellinger2.html).

Y tema diferente es el caso de muchos niños y adolescentes fluidos, sin ningún problema del habla, que de repente desarrollan rápidamente la tartamudez después de un suceso traumático. De esto también hablaremos. 

En cuanto a la genética y al buscado y aparentemente encontrado gen de la tartamudez, más adelante hablaremos de cómo la calidad de nuestros pensamientos modifica la genética de cada célula de nuestro cuerpo. De nuevo vamos a parar a la Neuro-Semántica.


Es importantísimo concienciarse de la importancia que tienen las palabras que nos decimos a nosotros mismos y las palabras que nos llegan de nuestro entorno. Hay palabras que te llevan a lo mejor de ti, y hay palabras que te pueden hundir. Por eso que dejar de juzgar negativamente es un tema clave en la tartamudez.


En vez de juzgar, jugar, sin la zeta.












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