miércoles, 14 de mayo de 2014

LA RESILIENCIA


INTRODUCCIÓN A LA NEURO-SEMÁNTICA DE LA TARTAMUDEZ (parte 6)



Retomemos el gran ejemplo de resiliencia que nos da el bebé que está aprendiendo a caminar: se levanta por primera vez, se cae, se levanta, se vuelve a caer, se vuelve a levantar, hasta que puede caminar sin caerse y correr, hasta que se cae de nuevo, y se vuelve a levantar. Y esto sin parar de reír.


Todos los padres y madres apoyan con amor a su niño para que lo siga intentando, para que se supere y llegue a caminar y correr. Le dan la mano, los acompañan en sus primeros pasos, hasta que pueden caminar por sí solos.


La resiliencia es la habilidad innata del ser humano para levantarse después de una caída. Es innata tal como demuestran los bebés con su afán de superación. Y también se puede continuar desarrollando a lo largo de la vida.


Viktor Frankl, Anna Frank, la Cenicienta, Harry Potter, Nelson Mandela, muchos personajes bíblicos… Tenemos innumerables ejemplos de personajes históricos, mitológicos o de cuentos que han dado ejemplo de resiliencia, que han superado dificultades o sucesos traumáticos.


La resiliencia depende de la autoconfianza y también del amor y del apoyo incondicional de las personas del entorno familiar y social. La resiliencia de los niños es cosa de las familias y escuelas. El niño modela lo que ve y lo que recibe.


Por otra parte, las personas resilientes suelen ayudar a los demás a desarrollar la resiliencia. En la resiliencia entran en juego la empatía, la apertura de mente, el respeto, la capacidad para no juzgar negativamente y para apreciar siempre lo positivo, tanto en uno mismo como en los demás. Veo la resiliencia como un término que resume la grandeza del ser humano.


La Neuro-Semántica nos dice, igual que la Logoterapia de Viktor Frankl o la Terapia Racional-Emotiva de Albert Ellis, entre otras disciplinas, que ante una situación problemática, o incluso traumática, la persona debe dar un nuevo significado a su situación, buscar un nuevo sentido, buscar lo positivo en esa nueva situación, como si se tratara de una puerta hacia la superación. Esto es lo que ayuda a levantarse de nuevo.


Por el contrario, si nuestras palabras y las palabras de nuestro entorno insisten en lo negativo, en lo traumático, la persona se quedará hundida. Expresiones como “tirar la toalla”, “ya no sé qué hacer más para salir adelante”, “no puedo” o “soy un fracasado” son expresiones típicas de la falta de resiliencia. Otra vez el lenguaje, las palabras que nos decimos y que “in-corporamos” a nuestro cuerpo, es decir, nuestras palabras se hacen carne.


La coach Vigela Lloret lo expresa con exactitud con la frase siguiente:


TAL COMO “NOS PENSAMOS”, ASÍ “NOS SENTIMOS”.1


Recordad al niño bebé resiliente cuando está aprendiendo a caminar con el apoyo del amor de sus padres. Algo ha de cambiar en la visión del mundo de esa pequeñísima parte de adultos que se asustan ante las imperfecciones del habla infantil temprana, para que también apoyen con amor al niño que está aprendiendo a hablar.


Este es un mensaje también para grandes y pequeños, para que apoyen con cariño al niño, al adolescente y al adulto bloqueado en su querer hablar y no poder.


1 http://vigelalloret.com/gestion-del-tiempo/

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