jueves, 19 de diciembre de 2013

La soberanía y la independencia


Vivimos en unos tiempos muy interesantes, una encrucijada de caminos, en los se habla mucho de la soberanía nacional y la independencia. Precisamente nosotros, inmersos en un mundo donde los poderes fácticos (banco mundial, fmi, otan, unión europea, mercados de esclavos, paraísos fiscales, lobbys, grandes familias ricas, deudas, hipotecas, bancos, policías, ejércitos, neoliberalismo, grandes partidos, etc.) ahogan al mundo, yo me pregunto: ¿y mi soberanía personal? ¿Y mi independencia personal? ¿Yo soy realmente soberano e independiente? Invito a mis lectores a hacerse esa pregunta.

Si algún día llega la independencia política, ¿cambiará algo de verdad o seguiremos con más de lo mismo? ¿Seremos realmente independientes o seguiremos siendo esclavos de nuestros “amos”? Nuestros “amos” no son solamente los poderes fácticos, incluso diría que los poderes fácticos son solamente nuestros “amos” de segunda línea. Realmente nuestros “amos” de primera línea son nuestras creencias limitantes y nuestras emociones exageradas, las que nos limitan y nos hacen sufrir innecesariamente. Nuestros “amos” de primera línea son nuestras propias jaulas, las que hemos construido nosotros mismos:

  • No soy lo suficientemente bueno.
  • No puedo.
  • No valgo.
  • Soy tonto.
  • Soy inútil.
  • No valgo para los idiomas.
  • No soy un buen padre o una buena madre.
  • Tengo miedo.
  • No quiero bloquearme.
  • Mejor morirme que seguir así, etc.

Tenemos un conocimiento de miles de años que no hacemos servir, que tenemos ahí escondido, ignorado o hasta despreciado, que nos iría muy bien para disolver tanta creencia limitante y tanta emoción exagerada, con la vista puesta en nuestra soberanía y en nuestra independencia, la nuestra, la personal. Una vez soberanos e independientes, el poder de los poderes fácticos caería por su propio peso, ¿o no?

En resumen, si lo que queremos es el cambio político, ¿no tendríamos primero que hacer el cambio personal? ¿Para qué nos servirá la independencia política si seguimos como hasta ahora, como uno de los países que consumen más ansiolíticos y antidepresivos?

¿Dónde está nuestro tesoro, ese que tendríamos que buscar con ahínco? Ese tesoro nuestro, que está ahí, dentro Recalco esto para quien no se acuerde.

Yo me alegro mucho de ser coach, creo firmemente en el coaching como herramienta social para ayudar a las personas a dar ese cambio, el cambio que tanto hace falta para recuperar nuestra propia soberanía e independencia.

Me suena bien “coaching para la soberanía personal” o “coaching para la independencia personal”. ¿Y a vosotros y vosotras?


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